jueves, 1 de agosto de 2013


Durmiendo en primavera no se advierte la aurora.

En el lugar dulce se oyen cantos de pájaros.

Llega la noche, hay sonidos de viento y lluvia.

Cayeron flores, quién sabe cuántas.


Meng Hao-ren
 
 
 
Los poetas chinos no tratan de decir cosas bonitas ni de apelar a lo emocional. La belleza de sus poesías es un resultado ineludible, no la meta buscada, de la misma forma que un pino centenario no busca ser bello: es parte de su naturaleza, es la manifestación de su espíritu de vida. La esencia de sus poesías es, precisamente, la transmisión del espíritu de vida. Mediante la práctica de un camino espiritual, el poeta llega a hacerse uno con el Universo y expresa esta experiencia a través de su poesía.
Roberto Curto
 
 

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